
¿Por qué soy como soy? ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?. Miles de preguntas son las que nos hacemos mientras vivimos, mientras pasamos experiencias en la vida, cuando algo nos sucede. A todas ellas hay respuestas alentadoras, que vienen dadas por nuestros abuelos, padres, amigos, etc. Muchas de ellas sin fundamentos pero, nos ayudan a tranquilizar nuestra alma confundida. ¿Cuál es la respuesta correcta?, puede que nadie la tenga o puede que si, quien sabe. A lo largo del tiempo se ha tratado de dar explicaciones a las interrogantes de la vida, los filósofos ha dando su punto de vista, poetas que dicen tener la razón y quizás la gran respuesta sea “sólo estamos viviendo nuestra propia experiencia”. Entonces, ¿existe el libre albedrío? o ¿vivimos esclavizados en nuestra realidad marcada por la vida?.
Quizás tenemos un destino trazado el cuál nos enfrentamos al momento de nacer, el país en que nacimos, la familia que tenemos, la clase social, circunstancias que marcan nuestra vida, la genética. Todo lo que está bajo nuestro control y que no hemos elegido ni creado, lo podemos llamar destino. Esto puede ser la diferencia de nacer dentro de la realeza o en la miseria, nacer sanos o con alguna enfermedad congénita, etc. Y las decisiones que tomamos dentro del marco de nuestro destino, es lo que llamamos libre albedrío. Tú decides a cada momento de tu vida, día a día vas tomando decisiones que pueden ir cambiando el rumbo de tu vida. Tú decides si trabajas o te quedas durmiendo, si perdonas o sigues guardando rencor, si ayudas o ignoras, si giras a la izquierda o hacia la derecha. Al final dentro del marco del destino, eres tú quien crea tu vida, quien la pinta de colores, la llena de matices, quien destruye o construye y puedes llegar hasta donde te permitas llegar.